El trabajo de la fotógrafa rusa Irina Popova “La otra familia” retrata la vida de dos drogadictos y cómo enfrentan la responsabilidad de su hija Anfisa de 2 años, quien se ve rodeada por borrachos y yonkis.
Una noche del año 2008 en las calles de San Petersburgo, Lila estaba agachada para orinar. A unoscentímetros de ella estaba el coche donde llevaba a su pequeña hija Anfisa, quien tenía dos años en ese momento. La fotógrafa rusa Irina Popova, se detiene ante la escena y le consulta a Lila si podía fotografiarla. Lila, que apenas se mantenía en pie, le dijo que sí y además la invitó a su casa para que conociera a su pareja Pasha, quien como ella, también era un adicto.
Irinia cuenta que cuando llegó a casa de Lila y Pasha, vio gente borracha que estaba “escuchando una música horrible y viendo películas de terror. Su habitación parecía más un club cyber-punk que un espacio de vida. La niña Anfisa se arrastraba por la habitación, tocando botellas vacías, mantas sucias y mierda de gato”.
La fotógrafa convivió con esta pareja por dos semanas, en donde alcanzó a fotografiar hasta la más pura intimidad de esta “otra familia”. Se puede ver en la serie de imágenes cómo la pequeña tiene que manipular cigarros, vestir con ropa sucia, y observar ese universo distópico en el que sus padres viven.
A pesar de lo controversial que son las fotografías, Lila y Pasha intentan entregarle amor y alegría a Anfisa quien no entiende de bien y mal.
Irina Popova comenta en su sitio que visitó hace un tiempo atrás a la familia, y que Lila se había marchado y nadie sabía dónde había ido. Solo vio la convivencia entre el padre y la hija. “Pasha lleva a su hija al jardín de niños y se va a trabajar. Anfisa puede hablar y parece tener un desarrollo normal, solo tiene ojos más serios que todos los demás niños de su edad. Pasha se ve miserable y agresivo y no quiere tener ningún contacto con otras personas preocupadas por el futuro de su familia”, escribe Irina.
Para más información visita el sitio de Irina Popova